El declive demográfico y la economía de la longevidad
La tendencia global, salvo en el caso de África, es contar con tasas de natalidad muy lejos de la de sustitución. Este escenario plantea problemas muy conocidos como la sostenibilidad de los sistemas de pensiones. Algunas posibles soluciones a esta situación vienen de campos como la inteligencia artificial.
En 1927, en un discurso en la romana piazza Venezia, Benito Mussolini advirtió de que si el crecimiento demográfico –“destino de la raza”– se detenía, Italia no sería un imperio, sino una “mera colonia”. Desde 1922, su régimen se esmeró en elevar la tasa de natalidad para llegar a los 60 millones en 1950, frente a los 40 millones de entonces, población insuficiente según el Duce para reconstruir el antiguo imperio romano.
Su obsesión por solucionar el que llamaba “el problema de los problemas” nacionales hizo que las italianas, por primera vez, tuvieran un permiso de maternidad. El ignominioso fin de Mussolini y del fascismo desacreditaron sus políticas públicas para fomentar lanatalidad, lo que explica, entre otros factores, que Italia tenga hoy una media de edad cuatro años mayor que la del conjunto de la Unión Europea.
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