La ética que nos queda por construir
Por: Rubén Martínez Dalmau
Catástrofe en Valencia-España
Un comportamiento ético hubiera implicado asumir el mea culpa de la mala gestión de la crisis, cosa que no hizo nadie, y menos aún los directos responsables de gestionarla.
No voy a entrar en detalles sobre algo que todo el mundo conoce bien, y el señor Mazón el primero: la gestión y coordinación de las emergencias corresponde al Consell de la Generalitat valenciana, a cuya cabeza se sitúa President. Es una competencia “exclusiva” en materia de protección civil y seguridad pública, como consta en el artículo 493.14 de l’Estatut d’Autonomía de la Comunitat valenciana, que está ampliamente desarrollada en la ley valenciana 13/2010, de 23 de noviembre, de protección civil y gestión de emergencias, aprobada y publicada en la época Camps. La Generalitat es la responsable de la reacción ante la emergencia; las fuerzas armadas son “complementarias” según consta n el artículo 44 de dicha ley, y solo pueden actuar de acuerdo con la legislación vigente; en este caso, el Protocolo 1097/2011 que rige la intervención de la Unidad Militar de Emergencias, cuyo artículo 4 establece con claridad que las autoridades autonómicas son las deben solicitar la actuación de los militares. Por lo tanto, no cabe ninguna duda de que el President de la Generalitat es el primer responsable de la buena o mala gestión de las emergencias, como en el resto de competencias del Consell.