Peor que Castillo
Por: Germán Vargas Farías
Algunas encuestas ya lo habían revelado. Para la población de nuestro país, tanto en zonas urbanas como rurales, el gobierno de Dina Boluarte es peor que el de Pedro Castillo. Así lo reportó el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), en junio 2023. Para el 78% de personas encuestadas en esa ocasión, Boluarte era peor o igual que Castillo; a noviembre de 2024 la percepción ciudadana es más crítica aún con la autoproclamada “mamá de todo el Perú”.
Si en esos tiempos la presidenta tenía una aprobación de 12% y su desaprobación era del 80%, ahora la aprueba apenas el 5%, y la desaprueba más del 90% a nivel nacional.
Por eso no sorprende que el ex primer ministro de su gobierno, y corresponsable de las matanzas perpetradas entre diciembre 2022 y febrero 2023, Alberto Otárola, sostenga que el gabinete y gobierno de Boluarte “está peor que el de Castillo”. Aunque para el defenestrado premier la causa de los problemas de la presidenta es la existencia de un tinglado que la aísla y le hace creer que todo está bien, la verdad es que su decadencia empezó prácticamente al momento de asumir el gobierno, cuando Otárola era pieza principal en ese tinglado.
Las acusaciones conocidas más recientemente tienen todos los visos de un ‘ajuste de cuentas’, pero nos equivocaríamos si creemos que el enfrentamiento se reduce a facciones corruptas del entorno de Dina Boluarte en las que destacan, de un lado, personajes mediocres como el ministro de Educación, Morgan Quero, su hermano, Nicanor Boluarte, y el ministro de Justicia, Eduardo Arana; y del otro lado, ladinos e inescrupulosos como Alberto Otárola y Karelim López. No, las hostilidades involucran a actores más poderosos, responsables también del pésimo gobierno que hoy tenemos.