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ZYGMUND BAUMAN Y PETER HAFFNER: VIVIR EN TIEMPOS TURBULENTOS

En el 2017 -año que le tocó partir- salió a la luz estas conversaciones con Peter Haffner, periodista y ensayista suizo, que Bauman (1925 – 2017) sostuvo entre el 2014 y 2016, que luego fue traducida y publicada en nuestro idioma.
En estos diálogos se abordan los diversos temas, como la modernidad liquida y sus consecuencias, la precarización de la vida humana en el mundo actual, la cuestión del otro, que incluye el odio al diferente, el amor líquido, la vida en pareja, además de temas autobiográficos, como su experiencia de soldado en la Segunda Guerra Mundial, la cuestión judía, que vivió en carne propia, dado su origen hebraico, entre otros temas.
En lo que sigue, compartimos sus declaraciones sobre el amor líquido o la mercantilización del amor, que deja de lado a la persona, y se intensifica con el Internet:
“La moda de buscar pareja por internet es una continuación de la moda de comprar por internet. Yo mismo prefiero no ir a las tiendas y compro casi todo online: libros, películas, ropa. Si uno necesita una chaqueta nueva, la página web de la tienda le muestra un catálogo. Si uno busca una pareja, también puede encontrar un catálogo online. El patrón que define la relación entre clientes y mercancía se convierte también en el patrón para las relaciones entre personas.
Internet puede ayudar a las personas que sufren de timidez. No tienen que sobreponerse a sí mismos para hablar con una mujer, porque temen sonrojarse. Pueden establecer contactos con más facilidad, sin bloquearse. Pero cuando buscamos pareja online invertimos todos nuestros esfuerzos en definir unos rasgos que se corresponden con nuestros propios deseos. La búsqueda se basa en el color de pelo o de la tez, en la altura, el tipo, el contorno del pecho, la edad, los intereses, en aquello que le gusta o desagrada. La idea es que es posible construir el objeto de nuestro amor a partir de una serie de características, físicas y sociales, que somos capaces de medir. Y nos olvidamos de lo decisivo: la persona.
El peligro es que el patrón para nuestras relaciones se asemeje a la relación que establecemos con los objetos de consumo. A una silla no le juramos fidelidad. ¿Por qué debería jurar que moriría por esa silla? En el momento en el que deje de gustarme, me compraré una nueva. No es un proceso consciente, pero es la forma en la que aprendemos a observar el mundo y a las personas. ¿Qué sucede cuando conocemos a
alguien que nos resulta más atractivo? Es como la muñeca Barbie, cuando aparece una nueva versión, reemplazamos la antigua.
Uno comienza una relación porque piensa que le aportará satisfacción. Si uno tiene la sensación de que otra persona le podrá satisfacer más, rompe la relación para comenzar una nueva. Para que una relación dé comienzo es necesario que dos personas estén de acuerdo. Para que finalice, basta la voluntad de una. Esto significa que ambas partes sufren un miedo constante a que los abandonen, a que alguien se deshaga de ellos como de una chaqueta que ha pasado de moda.
… antes apenas era posible romper una relación, incluso cuando no resultaba satisfactoria. Divorciarse era difícil y no existían alternativas al matrimonio. La gente sufría, pero no se separaba.

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