¿Por qué no reaccionamos?
Por Pablo Najarro Carnero
He estado con este prurito de responderme esta pregunta hace tiempo. Elucubrando a veces, otras desesperanzado hasta el abandono de sentir que no hay respuesta.
Así, en estos días, recordé una líneas del capítulo VII de los “Siete ensayos” de Mariátegui y busqué algo que escribió sobre el criollismo al tratar de entender su sinrazón en la historia nacional, decía: “El criollismo no ha podido prosperar en nuestra literatura, como una corriente de espíritu nacionalista, ante todo porque el criollo no representa todavía la nacionalidad” y comencé a relacionarlo a mi interrogante. Se asocio también en mis recuerdos, “Buscando un Inca” de Alberto Flores Galindo, que trataba de entender la utopía andina de los movimientos sociales fallidos durante el virreinato y de nuevo, los voy relacionado a mi pregunta.
¿Por qué no reaccionamos entonces? Y después de releerlos, voy arribando a que el gran problema es que no tenemos hasta ahora, una identidad que nos cohesione. La pluriculturalidad marcada por nuestra geografía, sumada a una variopinta presencia inmigrante, sobre todo europea y mínimamente asiática, no ha permitido ni permitirá lograr una identidad peruana. Lo razonado con profunda claridad hace casi cien años por el Amauta, creo que tiene validez para explicar también la actual y persistente apatía del peruano ante la convulsionada situación social y política.
Asombra la reacción última de los argentinos ante el paquetazo de Milei. Asombraron también, las multitudinarias protestas en Chile que llevaron a un gobierno de izquierda. Extraña e inesperada fue la última e inesperada reacción de los jóvenes en nuestro Perú, en noviembre del 2020, cuando les pareció que Merino no era quien debía estar en Palacio. Hoy la situación política es de mayor gravedad y no hay reacción. Los partidos y movimientos no tienen capacidad de mover a todo un país, o al menos a Lima.
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